San Pedro y San pablo

Una foto de José Ignacio Romero.  Pedro: amaba tanto a Jesús como odiaba la cruz. Ya una vez quiso convencer al Maestro de que semejante suplicio no estaba hecho para Él. Entonces Jesús lo llamó «Satanás». Cuando tuvo que elegir entre su amor a Jesús y su odio a la cruz, optó por lo segundo y renegó del Señor tres veces, una de ellas con juramento. Pero como su amor a Cristo era verdadero, lloró lágrimas tan amargas que su dolor le unió misteriosamente a Jesús crucificado. Al fin y al cabo, aunque a distancia, ambos lloraban por lo mismo: por los pecados.

    Pablo: enemigo de Cristo y perseguidor de cristianos. Desde que cayó por tierra, vencido por Jesús, toda su vida fueron padecimientos, azotes, cárceles y martirio. Así purificó su rebeldía. En Atenas, quiso dedicarse al marketing y realizó un publirreportaje hablado sobre Cristo, en el que, para no asustar a la clientela, omitió todo lo referido a la Cruz. La burla que recibió a cambio lo movió a tal arrepentimiento que, desde entonces, no quiso conocer sino a Cristo, y éste crucificado. En adelante, no habló más que de la Cruz.